Pedro y el dragón (neoliberal)
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el enterrador dijo:
Buenos días y felicidades a D. Nodoycrédito. La entrada del Patrón hoy al alza.
Pedro Almodolar.
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( 2 Remazos)
Mago de las Finanzas dijo:
almodovar es un autentico miserable, que es feliz robando el dinero a la pobre gente que no puede pagar sus hipotecas, o la educacion de sus hijos, o el viaje de novios, para meterselo en la buchaca en forma de subvenciones.
todas sus películas tienen superavit, pero no por eso deja de ser la productora que mas ayudas recibe, a fondo perdido.
Cuanto lleva Pedro gastado del dinero de los demas? como puede seguir chupando la sangre a la gente? por que hay que subvencionar a Peeedro? y lo que es peor, como lo permite la misma gente del cine? todo lo que se lleva almodovar son subvenciones tiradas a la basura. el no las necesita ni las merece.
un miserable. un ladrón. un caradura.
y encima, indignado. no te jode…!
y encima, indignado. no te jode…!
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( 3 Remazos)
Omar Jayyam dijo:
El capitalismo son los padres.
( 4 Remazos)
churruca dijo:
Ellos son así, Patrón. Perpetuos dispensadores de reglas de moralidad pública para los demás. La codicia de los demás es un espectáculo lamentable, una desviación moral intolerable y un agravio a la humanidad. La propia, por el contrario, está más que justificada: porque yo lo valgo.
Pedro hace películas para ganar dinero. Además de para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales, no lo dudo. Pero fundamentalmente para ganar dinero. E invierte ese dinero del modo en que obtiene de él el mayor beneficio posible. Es decir, hace todo lo que en los no adscritos a la secta encuentra deplorable.
Critica, eso sí, el beneficio de los demás, pero no se cuestiona el suyo. Para Pedro que un tipo gane lo mismo que él gana con una película por gestionar eficientemente una empresa de treinta mil empleados es una inmoralidad. Dónde va a parar su responsabilidad para con el Séptimo Arte y la Historia con la de un oficinista venido a más, aunque de su pericia dependan treinta mil familias. ¡No hay color!.
Para Pedro y su hermano -y para mí, que conste- el beneficio obtenido por lo que invierten en hacer una película está más que justificado. Otra cosa es que ese beneficio provenga de algún otro negocio, sucio, y vaya a parar a manos de esa gentuza a la que tanto desprecia por su codicia. ¡Eso es intolerable!.
En fin, lo dicho: ellos son así.
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( 5 Remazos)
Si la España que vota PSOE leyera y entendiera este blog, mañana al alba asaltarían la Moncloa.
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( 6 Remazos)
Cantainversor
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( 7 Remazos)
Alatriste dijo:
Artista invitado: Presuntos Implicados.
( 8 Remazos)
Sres. Freddie Mac & Fannie Mae
¡Qué barbarité! Esta chica es una Pajin en potencia, socióloga como ella y de estilismo parejo.
Hay unas cuantas perlas salidas de esa boquita de piñón:
“Es imprescindible construir ciudades para todas y todos, ciudades por la igualdad. Porque la ciudad debe diseñarse contemplando la perspectiva de género ya que hay que tener en cuenta que las mujeres y los hombres usamos la ciudad de modo diferente, estableciendo distintas prioridades.”
¡Qué barbarité! Esta chica es una Pajin en potencia, socióloga como ella y de estilismo parejo.
Hay unas cuantas perlas salidas de esa boquita de piñón:
“Es imprescindible construir ciudades para todas y todos, ciudades por la igualdad. Porque la ciudad debe diseñarse contemplando la perspectiva de género ya que hay que tener en cuenta que las mujeres y los hombres usamos la ciudad de modo diferente, estableciendo distintas prioridades.”
Efecstivamente yo uso la calle Serrano de manera diferente que mi marido, yo me voy de compras y él me espera en un banco sentado mientras lee el periódico
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( 9 Remazos)
Sargento 100x100 Algodon dijo:
Buenos días, señores y señoras… Me preguntas qué son los mércados mientras me pides una rentabilidad del 8,5% en un fondo de inversión. ¿Y tú lo preguntas? El mercado eres tú.
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( 10 Remazos)
Si tengo que acudir a un banco para que sobreviva mi familia durante los próximos meses porque soy un despilfarrador, el banco me pedirá que les devuelva en el tiempo pactado la cantidad solicitada en unas condiciones y con unos intereses X. Elemental.
Como en este caso el prestador tiene la sartén por el mango, tengo dos posibilidades, firmar el contrato con las cláusulas que me impone o, si los intereses y requisitos me parecen abusivos, mandarlo a freír monas y ajustarme el cinturón para de esa forma no necesitar el préstamo. En este caso, seguramente tendré que dejar de prestar dinero a todos mis vecinos que lo necesiten; tendré que despedir al chofer y vender mi berlina de lujo; me veré obligado a posponer la reforma del baño y mi viaje de lujo a Honolulú; tendré que evitar a toda costa que mis familiares metan la mano en el bolso del dinero y es probable que hasta tenga que dejar de invitar a comer a todo el que pasa por mi puerta. Y así tantas cosas que, aún siendo el “chocolate del loro”, al sumarlas hacen un gran granero.
Si, por el contrario, decido firmar el préstamo porque estoy con el agua al cuello, mi obligación es cumplir el contrato y acto seguido poner en práctica las medidas del párrafo anterior para no verme en la tesitura de tener que acudir de nuevo al mercado del préstamo con la lengua fuera.
Lo que no se me ocurriría es poner a parir al prestamista porque me ha pedido un alto interés y unas condiciones duras por su conocimiento de mi afición a despilfarrar y las muchas probabilidades de que no pueda cumplir mi parte del trato.
Culpar a los “mercados” de los males que padece España es quizás la mayor demagogia que han parido los socialistas en las últimas décadas, y lo que es peor, a sabiendas de que muchos españoles no conocemos la mecánica.
Como en este caso el prestador tiene la sartén por el mango, tengo dos posibilidades, firmar el contrato con las cláusulas que me impone o, si los intereses y requisitos me parecen abusivos, mandarlo a freír monas y ajustarme el cinturón para de esa forma no necesitar el préstamo. En este caso, seguramente tendré que dejar de prestar dinero a todos mis vecinos que lo necesiten; tendré que despedir al chofer y vender mi berlina de lujo; me veré obligado a posponer la reforma del baño y mi viaje de lujo a Honolulú; tendré que evitar a toda costa que mis familiares metan la mano en el bolso del dinero y es probable que hasta tenga que dejar de invitar a comer a todo el que pasa por mi puerta. Y así tantas cosas que, aún siendo el “chocolate del loro”, al sumarlas hacen un gran granero.
Si, por el contrario, decido firmar el préstamo porque estoy con el agua al cuello, mi obligación es cumplir el contrato y acto seguido poner en práctica las medidas del párrafo anterior para no verme en la tesitura de tener que acudir de nuevo al mercado del préstamo con la lengua fuera.
Lo que no se me ocurriría es poner a parir al prestamista porque me ha pedido un alto interés y unas condiciones duras por su conocimiento de mi afición a despilfarrar y las muchas probabilidades de que no pueda cumplir mi parte del trato.
Culpar a los “mercados” de los males que padece España es quizás la mayor demagogia que han parido los socialistas en las últimas décadas, y lo que es peor, a sabiendas de que muchos españoles no conocemos la mecánica.
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